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Beto Vázquez y el Síndrome del Amnésico con Poder

 


Beto Vázquez y el Síndrome del Amnésico con Poder


Huatabampo, del desastre financiero al caos político:

Primero Jesús Flores dejó temblando las finanzas del municipio. Ahora, con Beto en el poder, se viene la tormenta política. La elección de comisarios ha sido convertida en una guerra territorial, donde se impone a puros simpatizantes del PT, desplazando a quienes realmente representan a las comunidades. ¿Resultado? Un proceso deslegitimado y un pueblo cada vez más harto.

 

Subrayado y Con Negritas.

Por Gerardo Castro Ruiz.

 

Beto Vázquez y la traición a Morena.

 

Por más que intente disfrazarlo de estrategia política, lo del Beto Vázquez es, simple y llanamente, una traición. Y no una cualquiera: es la peor clase de traición, la que nace de la ingratitud. Porque no ha pasado ni un año completo desde que fue ungido presidente municipal de Huatabampo, gracias al respaldo del movimiento lopezobradorista, y ya se le olvidó quién lo sentó en la silla.

 

De plano, Beto Vázquez no tiene memoria. Muy pronto olvidó que quienes lo llevaron a la Presidencia de Huatabampo fueron los morenistas, esos mismos a los que hoy combate con uñas y dientes, por el simple y vil interés de construir un capital político propio, alineado al Partido del Trabajo. Un partido pequeño, sin estructura ni verdadera presencia, pero que él ahora busca inflar artificialmente desde la comodidad del poder municipal.

 

Lo que estamos presenciando en Huatabampo, además de ser un peligroso conflicto partidista, también resulta ser una vergonzosa operación de manipulación política disfrazada de renovación democrática. En el marco de la elección de comisarios municipales, lo que debería ser un proceso legítimo de representación ciudadana, se ha convertido en un campo de batalla donde Beto impone con descaro a simpatizantes del PT, desplazando a quienes, hasta hace poco, eran sus aliados naturales: los militantes y simpatizantes de Morena.

 

Su intervención no ha sido sutil. Por el contrario, transpira ambición. En cada comunidad, en cada comisaría, se sienten las manos del Beto metidas hasta el fondo, acomodando fichas, pactando por debajo del agua, y orquestando una reconfiguración territorial que le permita controlar políticamente a los huatabampenses. No con resultados, no con trabajo, no con cercanía al pueblo. Con estructura política. Con control territorial. Con trampas.

 

Y eso, más allá de lo inmoral, es profundamente peligroso.

 

Huatabampo ya venía golpeado. El desastre financiero que dejó Jesús Flores fue severo, y aún no se recupera. La Tierra de Generales está herida en su economía, en su infraestructura y en su ánimo colectivo. Y ahora, para colmo, enfrenta una crisis política provocada desde el propio gobierno municipal. Es decir, desde donde debería emanar la estabilidad, hoy emana el caos.

 

La elección de comisarios está dejando un saldo político negativo no solo para el municipio, sino para todo el proyecto de la Cuarta Transformación. Porque lo que hace Beto, en su afán de inflar al PT, termina desgastando al movimiento de López Obrador, al dividir innecesariamente a sus bases, al minar la confianza en los procesos internos y al evidenciar que, una vez más, el poder cambia a las personas. O tal vez no las cambia: simplemente revela quiénes son en realidad.

 

¿Vale la pena arriesgar la gobernabilidad de un municipio por intereses personales? ¿Es válido dinamitar la legitimidad de un proceso ciudadano para allanar el camino a un proyecto político individual o de la Élite del PT? En la política, como en la vida, todo tiene un costo. Y Beto Vázquez está por descubrir que la traición, cuando es tan descarada, termina cobrando una factura muy alta.

 

Pobre Huatabampo. De desastre financiero a caos político, todo en tiempo récord. Y con un protagonista que, en lugar de buscar unidad y reconstrucción, eligió el camino del divisionismo, la imposición y el oportunismo. Qué decepción.

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