Sonora se seca: el mapa de la tristeza.
Hermosillo, Sonora; 7 de abril de 2025.–
La tragedia avanza en silencio, bajo un sol que no perdona. Sonora se hunde en la peor sequía de su historia reciente: 56 de sus 72 municipios están en nivel de sequía extrema y 16 más en condición excepcional. No queda territorio libre del polvo.
Las presas, antaño símbolo de esperanza, hoy son cascarones vacíos. La Abelardo L. Rodríguez y la Adolfo Ruiz Cortines prácticamente ya no existen como fuentes de agua: registran 0% y 0.8% de almacenamiento. Otras, como la Abraham González (18.7%), la Álvaro Obregón (16.9%) y la Plutarco Elías Calles (15.3%), apenas sobreviven.
El sur del estado es la zona cero del colapso, con municipios como Cajeme, Rosario, Quiriego, Navojoa y Álamos en rojo profundo. El mapa del Monitor de Sequía de México es una herida en tonos rojos, guindas y marrón oscuro. En solo un mes, el desastre se disparó: 17.2% más de territorio en sequía extrema y 8% más en condición excepcional.
En el Valle del Yaqui, corazón agrícola del país, la siembra se detuvo. Más de 234 mil hectáreas quedaron en el abandono. “Es insostenible, muchos negocios van a cerrar”, advirtió Humberto Borbón, líder del distrito de riego. Los mercados internacionales tampoco ayudan: los precios del grano están por los suelos.
La ganadería, otro pilar de la economía sonorense, también se desmorona. En un año, el hato bovino cayó de 1.2 millones a solo 750 mil cabezas. Ganaderos desesperados venden sus animales a bajo precio, antes de verlos morir de sed.
La causa inmediata es el fenómeno de La Niña, que ha traído lluvias atípicas al sur del país, dejando al norte abandonado. Pero el fondo del problema, señala la investigadora América Nallely Lutz Ley, es la incapacidad nacional para adaptarse al cambio climático.
“Hoy hay municipios sin agua para beber, campos cerrados y ganado sin sostén. Llegamos a esto porque no se actuó a tiempo”, lamenta.
En Sonora, la lluvia es una rareza: Con cada semana que pasa, se agota no solo el agua... también la paciencia y la esperanza de miles de familias.
Con cifras de La Jornada
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