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El Pueblo Toma la Palabra: Cerca de 13 millones de mexicanos eligieron al Poder Judicial


 

El Pueblo Toma la Palabra: Cerca de 13 millones de mexicanos eligieron al Poder Judicial

Subrayado y con Negritas.

Por Gerardo Castro Ruiz

El primero de junio de 2025 marcó un parteaguas en la historia democrática de México. Por primera vez, cerca de 13 millones de mexicanas y mexicanos salieron a ejercer su derecho a elegir directamente a quienes habrán de impartir justicia: ministros, magistrados y jueces. Esta fue una jornada electoral, con la que se afirma de manera contundente, que el poder, como reza el principio fundamental de nuestra democracia, emana del pueblo.

En su mensaje a la nación, la Presidenta Claudia Sheinbaum fue clara: esta elección no es un capricho, ni una estrategia para controlar instituciones. Es, en realidad, el resultado de una profunda convicción democrática: la justicia debe estar en manos del pueblo, no de élites perpetuadas por el nepotismo ni de intereses ocultos.

No es casualidad que la mandataria haya recordado el pasado reciente del Poder Judicial: jueces que han liberado a criminales con argumentos técnicos, magistrados colocados por lazos familiares, ministros nombrados a conveniencia de grupos económicos o políticos. Durante años, el Poder Judicial fue una caja negra —cerrada, opaca, y muchas veces al servicio de los poderosos. Hoy, esa caja ha sido abierta para que la ciudadanía pueda decidir con luz y transparencia.

La Presidenta dijo algo crucial: “Si quisiéramos controlar al Poder Judicial, ¿qué sentido tendría hacer una elección universal?” Y tiene razón. Quien teme a la democracia, busca imponer; quien cree en ella, abre las urnas. Se pudo haber seguido el camino del pasado —cambiar la Constitución para imponer ministros a modo— pero no. Se optó por el camino más recto: el de confiar en el pueblo.

La elección fue organizada con rigor: los perfiles de candidatas y candidatos fueron evaluados por comisiones técnicas del Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Las campañas fueron austeras, sin derroche. Y la jornada fue, según todos los reportes disponibles, pacífica y participativa.

Este proceso no resuelve, por sí solo, todos los males del sistema judicial. Pero sí establece un antes y un después. Porque cuando el pueblo participa en la elección de sus jueces, también se hace corresponsable de la justicia que se imparte. El voto no solo legitima: también vigila.

La frase que resume el momento histórico que vivimos es una de las más potentes del ideario juarista, retomada por Sheinbaum: “Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie.” Esa es la promesa del nuevo Poder Judicial: que no haya excepciones, que la ley no sea privilegio ni castigo selectivo, sino un suelo firme para todas y todos.

Hoy México no solo se proclama como un país democrático; lo demuestra con hechos. Esta elección inédita extiende el poder del pueblo, porque la democracia no se agota en la elección del presidente, ni en la renovación del Congreso. También se extiende a esos espacios que por mucho tiempo fueron intocables.

A partir de hoy, los guardianes de la justicia ya no son designados entre cúpulas. Son elegidos por la ciudadanía. Es una conquista del pueblo y para el pueblo. Es una nueva etapa. Es —sin lugar a dudas— una verdadera revolución pacífica del derecho.

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